Indumentaria Aragonesa: la camisa interior.
Como comentamos en el post anterior, comenzaremos a describir las prendas de la indumentaria tradicional aragonesa por la mujer y de “dentro a fuera”.
La prenda que estaba en contacto con la piel era la camisa interior. Ésta era una pieza básica en el vestido de cualquier mujer. Se trata de su ropa interior. El uso de prendas que pueden recordar a nuestros sujetadores y bragas, se usaron por la mujer a principios del siglo XX, en lo que se llama indumentaria de transición, por lo que no puede decirse sea de indumentaria tradicional. Lo mismo ocurre con el uso de pololos o “calzones”.
Volvamos a nuestra camisa interior. Es una prenda frecuentemente olvidada cuando pensamos en indumentaria tradicional, y es que no suele verse, pero por ello no es menos importante.
La camisa hace las veces de ropa interior durante el día y de camisón por la noche. Se trata de una pieza realizada en tonos claros, habitualmente blanco y crudo, respetando el color original de las materias primas utilizadas. Lo habitual es confeccionarlas en tela de lienzo (también llamada de cáñamo en algunos lugares de Aragón). Aunque parece una tela áspera, su textura mejora con los lavados. En ocasiones se hacía la parte del cuerpo en una tela menos noble y las partes que en alguna ocasión podrían verse, como las mangas o la zona del canesú, con una tela un poco más rica, como el algodón, o incluso el hilo más fino.
Suelen estar confeccionadas de una pieza, con una apertura central para el paso de la cabeza, que se adornaba de forma sobria con algún bordado o con pequeñas puntillas de elaboración casera. Si bien solían ser blancas, podemos encontrar combinaciones de blanco y rojo, o como se ve en el detalle de la foto en blanco y azul (color menos frecuente). No es raro encontrar en la camisa las iniciales de la dueña. En ocasiones de la misma pieza se obtenía una pequeña manga caída, en la que se suele reproducir el adorno del cuello. Otras veces encontramos camisas de manga larga. En este caso, para aumentar la movilidad del brazo, se daba volumen con un cuadradillo en la zona de la axila. El volumen de la manga se recogía con un frunce en el puño, que podría “asomarse” ligeramente bajo el jubón. En caso de llevar justillo se verán las mangas. Lo que no hemos encontrado en ninguna prenda antigua (no queremos decir de forma categórica que no existan) ningún tipo de adorno profuso como grandes vainicas o calados excesivos en canesú o mangas.
Una de nuestras premisas en usar el sentido común para entender la indumentaria, se trata de una prenda interior en la que “no merece la pena” invertir horas de labor, puesto que, antiguamente, no se vería. Por esto podemos deducir que imperaba la sobriedad.
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